Callas porque conoces las consecuencias,
sonríes para ocultar la verdad,
pides calma para evitar el estallido
y reflexionas antes de actuar.
Mides tus palabras porque has barajado las opciones
y contrastado los resultados, escuchas para evitar hablar,
aprendes a enfrentar los problemas, porque eso es madurar.
Reconocer los riesgos innecesarios y saber esquivarlos
poner tu energía en lo que importa de verdad.
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