Mirar por un rectángulo a una nueva realidad, 

Ajeno a todo ese movimiento frenético de coches y de pájaros revolotear.

Imaginar las conversaciones y las vidas de los que las protagonizan, 

Buscar rostros conocidos, ya espiados, inventados.

Desear que se produzca algo que altere la aburrida normalidad de este mundo cansado de vivir en sociedad,

Ojos vidriosos, tristes de párpados arrugados y cansados por el tiempo,

Vidas que se dejan ir sin más atractivo que observar, 

Corazones que poco a poco se paran día tras día, minuto a minuto, tras un frío cristal.

Horas y horas de tedio y nada más, 

Una vela que se apaga en el interior de aquellos que se sienten vacíos en su propio hogar,

Tras horas de esfuerzo para recoger tan solo soledad.