No hay nada tan bonito como un
anochecer, es el fin de un día pero el comienzo también de una noche, la
transición fundamental para dar paso a lo nuevo. El momento de reflexión, de
revisar si ha sido un día aprovechado o desperdiciado, si ha valido la pena despertarse
o hubiera sido mejor seguir durmiendo. Es el momento para decidir que queremos
cambiar y que cosas queremos que permanezcan.
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