Paseando por una ciudad de calles
grises, con pórticos desolados, aceras desgastadas, ventanas vacías y asfalto
agrietado, caminando por un bosque de árboles marchitos, de animales yacentes y
de nubes condensadas que no dejan ver el sol.
Playa sin olas, mares sin espuma, estrellas sin luz y caminos sin
pisadas. Bombillas fundidas, miradas perdidas, copas rotas, destrucción.
Dos calles más allá la vida es
rosa, la luz entra por cada rendija, los amaneceres llaman un nuevo día de
esperanza, las risas inundan las caras de las personas, las calles rebosan vida
en cada esquina, cada rincón tiene algo que contar. Palomas en pareja, plazas ocupadas
de juegos, bancos repletos de verdades, arboles donde los pájaros anidan y
pistas de baile llenas de compases.
No hay comentarios:
Publicar un comentario